POR EL PERIODISMO ÉTICO QUE EL PUEBLO GITANO MERECE

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Pasa el tiempo y la mala praxis periodística continúa vigente. Es alarmante y decepcionante ver cómo los medios de comunicación continúan perpetuando estereotipos y prejuicios étnicos en su cobertura de eventos trágicos como el recientemente ocurrido en Antequera. El uso irresponsable de términos como «clanes» o «reyerta» sólo contribuye a estigmatizar al Pueblo Gitano y a fomentar el antigitanismo en la sociedad. Precisamente esto es lo que, por enésima, vez ha sucedido.

De un hecho que sigue estando en manos de las autoridades y de la Justicia, informativamente hablando, y mediante la consabida estrategia del clickbait, se etiqueta y cita la procedencia étnica para las páginas de sucesos. Ha vuelto a ocurrir, hace menos de 24 horas, provocando una cascada de reacciones de corte racista en las redes sociales.

El amarillismo que rodea a estas informaciones no sólo carece de ética periodística, sino que también tiene consecuencias reales y negativas en la percepción pública de las personas gitanas. Al señalar de manera prominente la procedencia étnica en historias sobre crimen o violencia los medios alimentan una narrativa peligrosa que demoniza a todo un grupo étnico por las acciones individuales de unos pocos individuos.

Este enfoque es irrazonable, y va en contra de los principios fundamentales del periodismo responsable. La pertenencia étnica de las personas involucradas en un incidente no debería ser destacada a menos que sea esencial para comprender completamente la historia y no para servir a propósitos sensacionalistas.

Es crucial que los medios y los/as profesionales de la comunicación cumplan con los estándares éticos y deontológicos, evitando así contribuir a la discriminación y al odio hacia cualquier grupo étnico o minoritario.

Desde FAKALI recordamos una vez más a los medios y sus profesionales que el periodismo también configura la imagen social de los grupos étnicos, y les instamos a que traten la información con sensibilidad, responsabilidad y ética, en favor de una narrativa mediática más inclusiva y respetuosa con toda la sociedad, según reconoce el propio Código Deontológico Europeo de la Profesión Periodística (1993):

7. El periodista extremará su celo profesional en el respeto a los derechos de los más débiles y los discriminados.

a) Debe, por ello, abstenerse de aludir, de modo despectivo o con prejuicios a la raza, color, religión, origen social o sexo de una persona o cualquier enfermedad o discapacidad física o mental que padezca.

b) Debe también abstenerse de publicar tales datos, salvo que guarden relación directa con la información publicada.

Por un periodismo que no contribuya al racismo, donde toda la sociedad nos sintamos representada y tratada con justicia mediática.